lunes, 10 de septiembre de 2012

Mi inolvidable experiencia sexual en Costa Rica

Era febrero de 1995 cuando me notificaron que había sido seleccionado para realizar un postgrado en la ciudad de San José de Costa Rica. Por parte de El Salvador estaríamos 4 salvadoreños, incluyendo un compañero de oficina. El curso estaba programado para 3 meses. En mi casa, mi esposa se alegró y pues consideraba que iba a ser una experiencia fascinante y a la cual le podría sacar provecho desde el punto de vista sexual y poder sacar mi otra personalidad en un país bastante liberal en el tema sexual.

Si bien por ese año, tenía muy poca o digamos casi ninguna experiencia sexual con otros hombres, si ya tenía claro que me gustaba ser pasivo y el pensar que íbamos a compartir cuartos con otros asistentes del área centroamericana al diplomado, me llenaba de entusiasmo.

Se llegó el día de partida y en el aeropuerto, nos esperaba un microbús que antes de llevarnos al pequeño Apartahotel cerca de la Universidad Nacional, nos dio un paseo por la ciudad y nos daba indicaciones de que lugares no visitar por precaución.

El cuarto en el que me ubicaron con otros 3 asistentes, tenía dos habitaciones, su refrigeradora, cocina y un pequeño comedor; es decir que era un apartamento completo. La habitación que me asignaron era compartida con otro compañero y en el mismo cuarto pero en otra habitación ubicaron a otros dos asistentes al curso; es decir que en el mismo cuarto dormíamos 4 personas.

La primera semana fue de conocernos y familiarizarnos. Ligero nos caímos bien con un nicaragüense de nombre Armando y un hondureño. Con el Nicaragüense nos caímos de maravillas, al grado que casi siempre andábamos juntos y como sospecharan, fue uno de mis amantes y les adelanto que dadas ciertas circunstancias, debo decirles que también fui poseído por 2 de los 3 salvadoreños y el detalle de cada una de esas relaciones es lo que llamo “mi inolvidable experiencia sexual en Costa Rica”.

Pero, ¿Cómo sucedieron las cosas?: Como les decía, al estar en el mismo cuarto con el Nicaragüense, las cosas fueron como más naturales, se daba el caso que generalmente salíamos a departir bien seguido un par de cervezas y pues como al mes de estar conviviendo, una noche en que no estaba ningún de los otros 2 compañeros y dado que llegamos con nuestros tragos, yo le dije “dame unos minutos en lo que me baño para que sigamos tomándonos un par de cervezas” (en el cuarto contábamos con una refrigeradora y habíamos llevado varias cervezas), a lo cual me dijo, entonces me voy a tu habitación para ver la televisión acostado. Estando los dos en mi habitación, con toda naturalidad me quité la ropa y me quedé completamente desnudo y agarré la toalla, la cual no la utilice para cubrirme sino que me la puse en el hombro. De reojo, noté como Armando se llevó la mano a su miembro y se lo apretó.

Me metí al baño, hice mis necesidades y luego me duche y como un presentimiento hasta me metí un dedo en mi ano para sacar cualquier suciedad que pudiese haberme quedado y a la vez darle cierta dilatación.

Salí del baño y con naturalidad tire la toalla en mi cama. Mi pene estaba totalmente escondido (flácido). Me dirigí a mi maletín a buscar una calzoneta que ponerme, por lo que me incline mostrándole mis nalgas a Armando y haciéndome como que no encontraba que ponerme, a los segundos de estarle mostrando mis nalgas, él me dijo “creo que me voy a dar un duchazo también” a lo que le respondí que estaba bien y comenzó a quitarse la ropa. Wow cuando quedó en pelotas, tenía su verga super tiesa, tenía una extensión de unos 15 centímetros aproximadamente y un grosor aceptable. Su glande estaba destapado y era de un color rosado. Hermosa su verga.

Al verlo completamente desnudo y con su mástil parado, le pregunté el porqué estaba tan excitado y él con toda naturalidad me dijo “Te voy a ser sincero, desde que venimos a Costa Rica, no he tenido ninguna relación sexual y solo me he masturbado un par de veces y a un mes de estar acá, te podes imaginar el verte tus nalgas, como me has puesto”. Me eché a reír y no sé ni cómo me salió la expresión, pero le dije “Falta de confianza tu” y con la misma me le acerque y le agarré la verga, agachándome instintivamente para degustarla. Mi lengua se posó inicialmente en su cabeza, la chupe, la goce e iba de arriba abajo. El me acariciaba mi cabeza y me decía que le estaba haciendo una chupada estupenda. Me metí su verga completa en mi boca y el empezó a meterla y sacarla como si mi boca fuese una vagina, a los pocos minutos me dijo que me acostará y que me pusiera en 4 patas. Yo ya estaba deseando que me penetrara pero antes de eso, llevo sus labios a mi ano y me dio un beso en el mero hoyo. Saco su lengua y me hizo ver estrellas, pasaba su lengua de un lado a otro de mi raya hasta que finalmente le dije que me penetrara que ya no podía más, que quería ser suya.

Con mis suplicas, Armando poso sus manos en mi cintura y puso la cabeza de su verga en mi ano, yo se la agarre y le dije que para acostumbrarme a su verga, primero solo me metiera su cabeza, mi papi fue complaciente conmigo y me dejo por unos segundos su cabeza a la entrada de mi caverna. Luego le dije que siguiera y yo empecé a moverme, el me metió el resto del tronco y yo solo gemía y le decía, ya es tuyo papi, dale, dale y le rogaba me diera de nalgadas, lo cual hizo y me decía que de ahora en adelante iba a ser su puta. Que lo complaciera y le dije que si, que eso era lo que más deseaba, ser su puta por todo el tiempo que faltaba para terminar el curso.

Después de estarme dando por el culo de forma placentera, me pidió que me acostara que me quería pisar como si se tratara de una mujer. Me acosté y me llevó mis piernas a sus hombros, me metió nuevamente su verga y sentía como nuevamente sus huevos pegaban contra mis nalgas. Yo estaba desenfrenada y le pedí que me mamara mis tetitas, las cuales son como pechitos de niña recién entrada a la pubertad. Me las chupo y luego paso a mi boca y nos besamos con tanta pasión que en ese instante se vino completamente adentro de mi culo y yo le pedía más. Quedo sobre mi cuerpo y yo le cruce mis piernas por sobre su espalda y lo mantuve abrazado por unos minutos.

Armando me dio un beso y se levantó. Me dijo que nunca hubiese esperado esa experiencia. Su primera experiencia y me dijo lo más bello “¿queres seguir siendo mi mujer mientras estemos juntos?”, a lo cual respondí “siempre mi amor, siempre”. Desde ese momento, siempre que podíamos y nos encontrábamos solos en el cuarto, teníamos sexo y desde ese momento en adelante le pedí que en la intimidad me tratara como su puta.

No podía imaginarme lo que me esperaba más adelante. Resulta que se llegó la época de la semana santa, por lo que nos suspendieron toda actividad y nos dijeron que si queríamos podíamos ir a nuestros países ya que contábamos con una semana de descanso. Casi todo mundo se fue, de mi cuarto solo quedé yo, por lo que la noche antes de irse Armando, no pudimos despedirnos como se debía ya que todos estaban en la preparación de sus maletas. Por fortuna, otro de los salvadoreños de nombre Juan Carlos, también se quedó y cuando estábamos despidiendo a los compañeros, me dijo “si queres salgamos hoy en la noche al centro de San José y nos tomamos unas cervezas”, a lo cual le respondí “pues claro, de todas maneras no tenemos nada más que hacer”

Como a las 6 de la tarde de ese día, Juan Carlos toca a mi puerta y lo hago pasar. Le digo que se siente a ver la televisión en lo que termino de vestirme. Al cabo de un rato, vamos saliendo y tomamos el autobús que para enfrente del apartahotel. Llegamos a un bar bien grande y nos sentamos en una mesa bastante apartada y empezamos a tomar cerveza. Ya luego de estar tomando y hablando de todo un poco, Juan Carlos me sorprende con una conversación cuando me dice “mira vos, no te vayas a molestar, pero yo veo que vos y Armando solo juntos andan y hoy que se despidieron si casi faltó que se dieran un beso” y se puso a reír, yo sin preocuparme le dije “si verdad” y me puse a reír también y luego me dice “si ya parecían marido y mujer” a lo que le respondí “y vos celoso”, ante eso me dijo “¿y quién es la mujer de los dos” a lo que nuevamente le evadí diciéndole “¿adivina?” y hasta ahí llegamos con esa conversación.

Ya como a las 10 de la noche Juan Carlos me dice “fijate que me han dicho que por aquí cerca hay un lugar donde hay unas chicas bien bonitas, vamos?” y pues le digo “vamos, pero que consté, yo no tengo interés en las chicas”. Llegamos al lugar y nos sentamos en la barra y al rato se nos acercaron dos chicas pero sacadas de una revista de modelos. Juan Carlos entusiasmado y ya bastante tomado le dice a la que se sentó a la par de él, ¿Cuánto pides por un rato? Y la chica le dice “cien” y Juan Carlos con los ojos como diciendo ya me la comí le pregunta nuevamente ¿cien colones? (colones ticos) y ella le dice “no cariño, cien dólares” y en ese momento Juan Carlos se voltea hacía mi y me dice “esta me quiere dejar sin comer toda la semana” y agrega “tomémonos esta cerveza y nos vamos a la chingada” (al apartahotel). Llegamos al cuarto y le digo “si queres más cerveza, ahí tengo un six pack en la refrigeradora”, sin más ni más entra conmigo al cuarto y le sirvo la cerveza y le digo “espérame mientras me pongo cómodo”. Salgo luego con una bata y sin nada debajo y me siento junto a él y le pregunto ¿de veras querías tener sexo con esa chica?, y me responde, “claro que sí, ando que reviento por echarme un culo” y le digo “¿sabes guardar un secreto?” y me dice con cerveza en mano “me extraña, cualquier cosa que me digas queda entre nosotros”, con lo cual yo algo excitado y deseando entregarme a él le digo “te recordas que hoy temprano en el bar estuvimos hablando de mi amistad con Armando y entre bromas me dijiste que si éramos marido y mujer”, “si claro, es que los veo muy juntos”, “pues sí, tenemos una relación y yo soy su mujer” y le agregué “¿queres que ahora que no está él, satisfaga tu deseo?”.

Por respuesta Juan Carlos puso la cerveza en el suelo y se paró, me tomó de la quijada y me dio un beso fuerte, apasionado, lo abrace o traté de abrazarlo pues era un hombre corpulento, alto, como de 1.80 de estatura, ojos claros, piel blanca, en pocas palabras todo un semental. Me separo suavemente y me dijo “no me lo vas a creer, pero hay algo en ti que te hace deseable y desde que te vi muy junto con Armando, me dieron grandes deseos de poseerte”, a lo que le respondí “entonces depende de ti que de ahora en adelante sea tu mujer y la de Armando, pero es un secreto que debemos de guardar tu y yo, pues no quiero que Armando se entere”. Sin decir palabra, me soltó la bata y dejó al descubierto mis pechitos, los empezó a acariciar y se agachó para chupármelos. En ese momento yo ya no tenía control de mi y le decía de todo “papi rico, dale, chupale tus tetas, son tuyas papi, acaríciame las nalgas” y le quite su camisa, desabroche su pantalón y lo dejé desnudo tal cual ya él me tenía a mi.

Me di la media vuelta para que con su verga ya totalmente tiesa rozara mis nalgas, las cuales me abrí para atrapar su pija entre ellas, mientras el me besaba mi cuello, mordía mis orejas y me apretaba mis tetas. Con lo caliente que andaba Juan Carlos, no dejó que le chupara la verga, sino que me puso en cuatro patas en el sillón en el que estaba sentado y se puso saliva en la punta de su verga, me abrió las nalgas y dejó ir su primera estocada, la cual reprimió ante mi grito y decirle que me la metiera de a poco. Ya cuando la tenía totalmente adentro, ahora le suplique que me culiara con todo su ser, que era su puta y que como tal me destrozara el culo. Sentía como sus huevos pegaban contra mis nalgas, yo me movía a manera de que él se sintiera satisfecho. Me tocaba mi vulva, pues mi pequeño clítoris lo tenía yo con mi mano derecha para que él no lo sintiera. Como estaba tomado, pasamos casi media hora en el mete y saca y de repente exploto adentro mío y le dije “gracias amor, por hacerme tuya”. Nos quedamos abrazados y yo apoyé mi cabeza sobre su hombro y así nos quedamos dormidos.

A la mañana siguiente, Juan Carlos me despertó y me dijo que se iba a bañar, entramos los dos al baño y le dije que yo lo quería bañar, no se negó y pasándole el jabón por su cuerpo, su verga reaccionó y la tomé suavemente con mis manos, la limpie bien y luego le quité el jabón para llevármela a la boca, la chupaba una y otra vez y no creía que eso me estaba pasando a mi. Juan Carlos me decía que de ahora en adelante sería su puta compartida. Me levantó y me puso de espaldas a su verga, yo abrí mis nalgas y él me empezó a meter esa verga hermosa, se oía como con el agua sus huevos pegaban en mi culo. Me acariciaba mis tetas y me decía que toda la semana iba a ser suya. Cuando estaba por terminar, me pegó una buena nalgada y me dijo “estas bien rica mamacita, toma tu leche” y se corrió adentro mío. Terminamos de bañarnos, lo seque en todo su cuerpo y le dije que le iba a preparar desayuno.

Toda esa semana, le pertenecí a Juan Carlos y todas las noches antes de dormirnos me pisaba. Qué semana más hermosa la que viví. Luego cuando todos regresaron de sus vacaciones y Armando volvió para ser nuevamente mi marido oficial, nos la ingeniábamos con Juan Carlos para que por lo menos una vez por semana fuera su puta.

Finalmente les cuento como Antonio mi compañero de trabajo, sin yo premeditarlo me hizo suya. Resulta que ya a falta de un mes para terminar el curso, a los organizadores se les ocurrió hacer un partido de futbol, del cual yo casi nunca lo he practicado, pero como la cuestión era compartir entre todos, resulta que a medio juego, me dio un dolor muscular a la altura de la ingle y dejé de jugar. Se termino el partido y luego nos fuimos a tomar unas cervezas en el bar del club adonde habíamos ido. Como no podía caminar por el dolor que me había provocado, Antonio se ofreció a ser mi monaguillo. Todos estaban bien alegres y no querían irse del lugar, entonces yo les dije que me iba, porque no me sentía cómodo con el dolor en la entre pierna. Antonio me dijo que se iba conmigo y cuando me subió a la habitación, me dijo que me iba a poner hielo en la entrepierna para que me ayudara con el dolor. Me dijo que me acostara en la cama y sobre un pañuelo puso el hielo y comenzó a frotármelo.

Sin un mal pensamiento de mi parte y por tratarse de un compañero de oficina, no le insinuaba nada y le dije, si quieres me doy vuelta para que me pases el hielo por la parte de atrás y él me dijo “si ponte de espaldas y quítate la calzoneta para aplicártelo mejor. Me quite la calzoneta y le dejé mis nalgas a su vista, me dijo que separar mis piernas y así lo hice. Comenzó a frotarme el hielo y de repente sentí como con una mano me acaricio las nalgas y le dije sonriendo “no me sobes las nalgas que ahí no me duele” y él me respondió, “discúlpame es que no pude evitarlo, es que las tenes bien paraditas”, ambos nos pusimos a reír y le dije “okey, no te preocupes y si lo deseas, puedes continuar acariciándolas”. No obtuve una respuesta, sino que solo sentí como su mano suave volvía a acariciar mis nalgas y lo que hice fue ponerme una almohada en mi vulva para que mis nalgas se levantaran.

No podía creer que estaba a punto de entregármele a Antonio, mi tercer hombre. Me inundaron los temores de que él pudiera ser imprudente y delatar mi homosexualidad ante los compañeros de oficina, por lo que le dije “Antonio, espero que esto solo quede entre nosotros” y el me respondió “no te preocupes que nadie más lo sabrá”. De repente sentí sus tibios labios rosando mis nalgas, un cálido beso y sin verlo, sentí como su verga se posaba en mi ano, presagio inequívoco que estaba a punto de penetrarme. Me la metió y me dijo “te gusta”, le respondí con un tímido “si” luego le dije “empújala toda y me la dejó ir, me estaba pisando quien nunca imagine que sería mi marido por 3 largos años, hasta que se retiro de la empresa para irse a los Estados Unidos. Pero esa historia de mi relación con Antonio, se las contaré en otro relato.

Le dije que se apurará pues no fuera a ser que llegaran los demás compañeros, por lo que cuando terminó me preguntó “¿queres que sigamos teniendo estas relaciones?, me gustas y quisiera ser tu marido cuando estemos en El Salvador”, le dije que por mi parte no había problema, pues no tenía a nadie en ese momento, pero que debíamos ser cautelosos por mi esposa. Me dio un beso y me dijo que si y salió de mi habitación.

No sé cómo, pero me las ingenie para ser la mujer de tres hombres a la misma vez, a tal grado que un sábado antes de finalizar el curso, los tres me pisaron en horas distintas por supuesto. Claro que ninguno de los 3 se dio cuenta de ello, a tal grado que Antonio me ha hablado un par de veces desde Estados Unidos y siempre  me dice ¿Cómo esta mi mujer?.

Esta es mi inolvidable experiencia en la bella Costa Rica.

Besos de: Vanessa Jazmin.

1 comentario:

  1. Hermoso relato, estas viviendo donde, cuando quieras escribe a neaquiles62@yahoo.es

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