jueves, 6 de septiembre de 2012

Descubriendo mi inclinación sexual

Desde muy pequeño fui lo que en nuestro país llamamos “picaro” o sea travieso y curioso con las cosas relacionadas al sexo y tanto me llamaba la atención del sexo femenino como del masculino.

Actualmente (2012) tengo 54 años y déjenme contarles mi recorrido por este placentero camino sexual.

Recuerdo que a mis 10 años más o menos, ya me masturbaba constantemente y como éramos una familia muy numerosa, mis hermanos mayores ya estaban acompañados o casados y yo me ponía a fisgonear cuando mis cuñadas se bañaban y les veía sus tetas y nalgas, así como la gran mata de pelos que cubría su vagina. Con mi crecimiento me despertaron otras curiosidades relacionadas con mis hermanos y sus amigos.

Por ser familia numerosa, los jóvenes dormíamos hasta dos en una sola cama y a mi me tocaba dormir con mi hermano dos años mayor que yo. Cuando tenía más o menos 15 años creo, la curiosidad y el deseo de tener un pene en mis manos, se incremento y es que mi hermano dos años mayor que yo, generalmente se embriagaba los viernes y sábados; días que yo aprovechaba para satisfacer en algo mi curiosidad. Como dormíamos en calzoncillo (trusa), a medianoche cuando yo estaba seguro que ya todos estaban dormidos en el cuarto, comencé temeroso a meter mi mano por debajo de su sabana y con todo el temor del mundo, posaba mi mano en su verga, la cual todo el tiempo se la sentía bien erecta. Cuando ya había tomado confianza y  seguro de que mi hermanito ni tan siquiera se movía, me anime y le sacaba su verga gruesa y cabezona y pasaba horas acariciándosela. Mi atrevimiento después fue mas allá y lo que después hice fue arroparme con la misma sabana, le sacaba la verga y dándole vuelta hacia mi lado, yo me bajaba mi calzoncillo y abriéndome las nalgas, me ponía su verga entre mis nalguitas, las apretaba y me quedaba un buen rato disfrutando de ese garrote duro y grueso.

En esa misma época y siempre buscando nuevas experiencias, debo confesarles que con una sobrinita que ahora tiene 38 años también hice mis travesuras. Ella también en su niñez fue algo curiosa con el sexo, a tal grado que siendo ambos picaros, ella en ese entonces tenía sus 6 u 7 años, pero como era picara y curiosa, resulta que cuando yo visitaba a mi hermana, ella siempre me vigiaba cuando yo me bañaba y con alguna mentirilla se acercaba a la cortina del baño (pues no tenía puerta) y haciéndose como si estaba jugando, metía su brazo como queriendo tocarme y comenzaba tocándome el ombligo y me preguntaba ¿Qué estoy tocando? y yo le decía “adivina” y pasaba un rato y hasta el final me decía “el ombligo”, y después bajaba a mi verga y me decía ¿Qué es esto? Y yo le decía nuevamente “adivina” y jugando ella con mi verga, me la lograba parar y notaba que a ella le encantaba y cuando ya me la tenía bien parada me la soltaba y me decía “no se que es” y se iba, eso se volvió habitual siempre que visitaba a mi hermana.
Las pilas de los baños de mi pueblo son de forma tal que son grandes y divididos por una pared para que un lado de la pila se ocupe para el baño y la otra para lavar ropa. La sobrina mas picara que yo, cuando me dejaba con la verga parada se iba para el otro lado de la pila y se metía a la pila y del ombligo para abajo, atravesaba su cuerpo a manera de dejármelo a mi disposición, oportunidad que yo no desperdiciaba para meter mi mano y jugar con su chochita (vagina). Esa fue una costumbre de varios años y jugábamos varios juegos en los que siempre nos tocábamos nuestras partes sin decirnos ni una palabra de sexo ni mucho menos de que era lo que tocábamos cada uno.

Ya a mis 17 años, mi hermano mayor tenía un su amigo inseparable con el cual se embriagaban todos los fines de semana y una vez resulta que ellos llegaron bien borrachos a la casa, se quedaron ambos en la misma cama y yo me dormí en una hamaca muy cerca de ellos. Estábamos solo los 3 y mi sorpresa fue que al amanecer ambos estaban bien dormidos y completamente desnudos y todos llenos de semen. Me quede extasiado viendo el cuadro y a ambos les toque su verga, creo que ambos se habían hecho el sexo uno al otro o se habían masturbado mutuamente. Cuando los había limpiado del semen que tenían en sus estómagos, los tape y no comenté nada. Esa escena despertó aun mas mi instinto y deseo por probar una verga y las inclinaciones sexuales que hasta ahora mantengo y de las cuales no me arrepiento en ningún momento.

El verle la verga al amigo de mi hermano, me hizo desearlo y acercarme a él. Resulta que un fin de semana, mi hermano me dijo que ya era hora que yo saliera con ellos a dar una vuelta y que me iba a permitir que me tomara un par de cervezas. Yo salté de alegría y mi corazón palpitaba de la emoción. Recuerdo que llegamos a un bar, nos sentamos y como yo no estaba acostumbrado a tomar cerveza (de hecho era mi primera ocasión), ligero me dieron ganas de originar. Le comenté a mi hermano y al escucharlo Amílcar (nombre ficticio del amigo de mi hermano) me dijo que iba a acompañarme, a lo cual mi hermano no puso reparo.

Nos levantamos y mi sorpresa al entrar al servicio fue que para orinar uno solo se ponía en una canaleta como de metro y medio de largo, se sacaba el pene y disparaba el chorro de orines,  y pues con solo voltear la vista a un lado, le podías ver la verga a tu vecino de al lado. Pasada mi impresión, me saque mi pequeño clítoris (así le llamo a mi pene) y me dispuse a evacuar mi necesidad. Amílcar se puso a la par mía y hoooo sorpresa, se saca su verga que estaba semi erecta y no pude evitar dejar de vérsela. La tenía bien pelada de su glande y fácilmente tenía unos 15 cms de largo y de su tronco era algo delgada y a medida que llegaba a su casa, su grosor aumentaba.

Amílcar, al percatarse del impacto que había causado en mi y al ver que solo nosotros dos estábamos en el baño, me dijo “queres tocarla” y al no pronunciar ni sí ni no, me tomó de la mano y me la puso en su verga. En respuesta, se la acaricie y vi como terminó de pararse en mi mano y no lo creía, era mi primera verga que podía palpar, acariciar. Se la medio masturbe y por temor a quien alguien entrará se la solté y me dijo “de hoy en adelante será tuya” y me dio un beso. Eso me dejo estupefacto, pues Amílcar es mecánico y su aroma de hombre bien penetrante, lo que hizo estremecerme, ya que literalmente era el primer hombre prácticamente en mi vida.

Nos arreglamos y nos fuimos a la mesa adonde nos esperaba mi hermano. Ya casi para irnos a casa y habiéndome tomado un par de cervezas más ya con el calor de la embriaguez, le dije a Amílcar que me acompañara nuevamente a orinar en lo que mi hermano pagaba la cuenta. El no se hizo de rogar y por suerte mía en el servicio solo había una persona que por suerte ya se la estaba sacudiendo (la verga) y salió del servicio. Nosotros nos pusimos a la par y ya sin que Amílcar tomará mi mano, yo le agarré su hermoso pene y se lo comencé a acariciar para que se parara en su máxima plenitud y Amílcar con su autoridad me dijo “dale un beso en la cabeza”, eso fue música para mis oídos y aparte de darle el beso, me metí su grande y rosado glande en mi boca. Se la guarde y nos salimos.

Desde ese instante, yo supe que mi vida iba a estar marcada por siempre por esa calentura de sentirme mujer. Sentí que la semana nunca llegaba a su final, pero a mediados de la semana, pasó algo inesperado para mí. Amílcar se apareció solo en la casa como a eso de las 6 de la tarde en la casa y en un microbús pequeño tipo panel, al verme solo me invito a dar una vuelta, yo me sentí importante y sentí que era la novia de Amílcar. Me subí y una vez arrancó, mi su bulto y llevé mi mano a su pija, sobre el pantalón, él se la sacó y mientras me llevaba a un lugar solo fuera de la ciudad, me di gusto acariciarle su tremenda pija y sentir ese olor a macho, a mi hombre. Como a los 20 minutos de buscar un lugar solo, se detuvo y me dijo que se la chupara. Con delicadeza pase mi lengua por su tronco y por mi falta de experiencia así como por su buen tamaño, no me la pude meter toda en la boca y con un poco menos de la mitad de esa verga en mi boca, me provocó sensaciones de vomito, por lo que dejé de chuparla y me dijo que nos bajáramos, abrió una de las portezuelas del lado del panel y me puso de torito, bajo mis pantalones y se untó la mano con saliva, estaba a punto de desvirgar mi culito virgen y cuando sentí que me abrió mis nalgas y quiso meter su gran cabeza, sentí un dolor y le dije que no me penetrara que me dolía. El insistió en metérmela y cuando intentó nuevamente, me le quite y le dije que no, que me iba a doler demasiado y que era mi primera vez. Entonces me subí el pantalón, me di la vuelta y comencé a masturbarlo con mis manos. Al rato de estarlo masturbando, se vino completo en mis manos y me las lleno de su semen, lo olí y luego me dio un trapo (pedazo de tela) para que me limpiara. Nos subimos al microbús y me fue a dejar a mi casa, sin decir palabra alguna.

En esos días, mi hermano mayor, se fue en forma intempestiva para los Estados Unidos, por lo que deje de ver a Amílcar, pero sucedió que varias semanas después, se apareció en la casa y me invito a un par de cervezas, platicamos de manera normal y para ese entonces, yo me estaba yendo a dormir con mi cuñada y mis sobrinitos, ya que otro hermano también estaba en Estados Unidos y yo me iba a hacerles compañía. Como a las 7:30 de la noche, le dije a Amílcar que nos teníamos que ir pues mis sobrinitos ya me esperaban y me dijo que si no me importaba que me acompañará, le dije que no, pero que en la pieza que se alquilaba solo habían dos cuartos, en uno dormía mi cuñada con sus hijos y en el otro que apenas cabía una hamaca para dormir, era donde yo dormía. Me dijo que no le importaba y que mejor, así dormíamos los dos en la hamaca y mi cuñada no se iba a extrañar.

Llegamos adonde mi cuñada y se nos hizo noche, a las 9:30 mi cuñada ya estaba dormida y nosotros apagamos las luces y nos acostamos en la hamaca, ambos nos quedamos solo en calzoncillos (trusas) y ya sabiendo que nadie nos estorbaría, me abrazó y comenzó a acariciarme mis tetitas, a pasar su lengua por mi cuello y me puso de lado, de tal manera que mis nalgas topaban con su verga, que para ese entonces ya estaba extremadamente dura.

Yo comencé a responder a sus caricias y nos dábamos besos, era mi primera vez que me besaba con alguien de mi mismo sexo, aparte del primer beso que Amílcar me estampo en el servicio la primera vez que salimos con mi hermano. Pero esta vez fue distinto, jugamos con nuestras lenguas, nos acariciamos, yo lo abrace como la mujer abraza a su hombre, acariciaba su verga una y otra vez, como a la media hora de estarnos acariciando me quito el calzoncillo y me daba pequeños golpes en mis nalgas con su pija bien dura. Me dijo al oído, te la voy a meter, abrite las nalgas, yo le hice caso y cuando sentí que la cabeza iba para adentro, le agarre la verga y se la detuve, de nuevo sentía dolor y le dije que esperara. Apartó la verga y comenzó a acariciarme el ano y poco a poco me fue metiendo uno de sus dedos, yo moría del deseo de ser penetrado por esa gran tranca, pero el dolor y el temor a que al día siguiente se me notará que ya no era virgen de mi culito, me hacía no ser tan dócil con mi pretendiente. Cuando el dedo de Amílcar ya entraba sin problema y jugaba con él adentro de mi ano, volvió a la carga y por más que quise, solo aguante que me metiera la cabeza, con una de mis manos le agarre la verga y le dije que así lo dejara para ver si mi ano se dilataba. No se si fue el temor o lo cerrado que tenía mi culito que mi ano no logró la dilatación y solo logré disfrutar de su cabeza, me la saque y le dije que me perdonara, que no podía ser suya. En recompensa, le empecé a masturbar y al rato me dejo ir un gran chorro de semen en todo mi estomago, no me quise limpiar y así me quede, nos dormimos y a buen 6 de la mañana, nos levantamos y nos fuimos cada quien a su casa.

Esa fue la última vez que estuve con Amílcar, ya que a los pocos días, él también se fue para los Estados Unidos. Otro día les contaré lo que pasé con él hace más o menos 10 años cuando visité a mis hermanos y tuve la oportunidad de estar con él y entregármele por completo, sin temores.

De ese tiempo y hasta que cumplí mis 22 años, mi otro yo se escondió o durmió, hasta que en 1980 me vine a la capital por cuestiones de trabajo y tuve que vivir en una casa de huéspedes, conocidos en El Salvador como pupilajes, en donde si no tienes para pagar una habitación para ti solo, tienes que compartir con varias personas de tu mismo sexo. Resulta que en el cuarto en que yo me hospedaba, dormíamos como 6 personas y en términos generales, la mayoría los fines de semana se iban para su pueblo.

Resulta que en el grupo, había un chico delgado, nalgoncito y algo amanerado y posiblemente eso hizo que la mujer que andaba adentro volviera a su latir. Yo tenía por costumbre dormir desnudo, nunca he podido dormir con algo puesto en mi cuerpo y él dormía justo a la par mía (en diferente cama por supuesto). Eso nos hizo que nos hiciéramos muy buenos amigos. Pasamos un buen tiempo sin nada que ver y un buen día (fin de semana), todos los demás compañeros de cuarto se van a sus pueblos y solo nos quedamos Francisco y yo. Era viernes y yo salí como siempre con mis amigos del trabajo a tomarnos un par de cervezas, regresé como a las 7 de la noche y ahí estaba Frank viendo la tele. Me senté junto a él y él estaba acostado boca abajo y tenía puesta su calzoneta de salir a correr, pues su hobby era correr a nivel profesional y se ejercitaba corriendo no menos de 20 kilómetros diarios. Su calzoneta era bastante floja, corta y abierta de ambos lados. Por su ejercicio tenía unas nalguitas bien paraditas.

En la plática, él me dijo que me sintiera cómodo y pues lo que hice fue relajarme, me quite mi ropa, mi calzoncillo y me puse una calzoneta normal y me senté nuevamente a su lado a la altura de su cintura. En el giro de la conversación me preguntó si me gustaba una compañera del pupilaje y pues le dije que si y le pregunté si él tenía novia y me dijo que no, que no le gustaban esas cosas. Hasta ese momento noté que a propósito tenía las nalgas más paraditas, es decir que casí decía “tócamelas”. En la plática se nos hicieron las 9 de la noche y me dijo que si no había problema que apagaramos la luz para ver mejor la televisión, a lo que le respondí que no había problema. Al rato de estar con la luz apagada y ya con la puerta del cuarto cerrada, me dijo “fijate que hoy corriendo hice un mal movimiento y me ha quedado doliendo la espalda, como quisiera que me sobaran con crema” y yo de manera inconsciente le respondí “si queres yo te doy un masaje”. Se levanta y alcanza una crema y me la da, me quedo sentado siempre a su lado y comienzo a masajear su espalda y me dice “subite en mis piernas para que me lo hagas mejor”, me subo y lo sigo masajeando y luego me dice “baja a la colita que también me duele, me voy a bajar la calzoneta para que no te estorbe”, se la baja y comienzo a bajar a su colita y luego soy yo quien le dice “mejor quítate la calzoneta para no mancharla”, dicho y hecho me deja a la vista sus nalgas bien chinas y ya sin más, empiezo a acariciarlas y él en respuesta las levanta más, me quito mi calzoneta y mi clítoris medio se para y mis manos ya no solo juegan con sus nalgas, sino que se las paso por su rajita y me dice “métemela y luego yo hago lo mismo”, su frase me sorprende y trato de que mi pene se erecte totalmente pues no logro metérsela y luego de estar intentando le digo que no puedo penetrarlo, que si quiere me lo haga él a mí, pues su pene está bien parado, es un pene normal y delgado, por lo que pienso que para ser mi primera vez que alguien me va a penetrar, está bien y espero responderle.

Frank, me dice que me acueste, me pone una almohada debajo de mi vulva (pelvis), con lo que mis nalgas se paran, me unta un poco de crema en el mero hoyo y me la mete despacio, como lo pensé, esta vez mi culito si disfrutó de su primer pija y supo comportarse, moviéndome como una puta y gimiendo con cada estocada y su mete y saca sin piedad que Frank me daba, sentí como a los pocos minutos mi culo se llenaba de semen. Mi primer semen depositado en mis extrañas, realmente mi primer hombre en hacerme suya.

Al terminar Frank de cojerme, se levanta y me deja ahí con mi culo adolorido y alegre de que me hayan metido una verga. Nos acostamos cada quien en su cama y lo raro de mi primer hombre es que no volvió a tocar el tema y ni volvió a cojerme. Yo asumo que fue debido a que el esperaba que yo fuera su hombre y resultó al revés.

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