jueves, 6 de septiembre de 2012

Mi experiencia sexual en el sauna

A mis 45 años, jamás había ido a un sauna e incluso ni sabía que era en realidad. Una vez pasé por uno de ellos y mi esposa me dijo “mira, a este sauna deberías de venir para relajarte” y le respondí que tal vez un fin de semana me iba ella a dejar.

Así fue como al siguiente sábado, ella me dejó en el sauna que está como a kilometro y medio de mi casa y me dijo “ahí en el maletín te puse unas pantuflas y un taparrabo que te compré” y me despidió de beso, diciéndome que regresaba por mi a las 2 de la tarde. Entré a la recepción y me anote en una lista y me dieron dos grandes toallas blancas. Pase al área de locker (casillero para guardar mi ropa) y me desnude por completo y me puse mi taparrabo nuevo que me gustó porque parecía una minifalda y el traslape era bien pequeño, que al caminar se me veía la pierna.

Antes de proseguir, déjenme contarles que soy bisexual pasivo, tengo mi hogar e hijos adultos y cuando mis hormonas femeninas se me alteran, deseo tener a un hombre para entregármele. Me gusta usar ropa intima femenina, sobre todo hilos dentales y tangas. Sencillamente me fascina sentir el roce entre mis nalgas del hilo y esa sensación riquísima al caminar. Ropa femenina casi no uso por falta de privacidad, pero si me gusta sentirme como una putita J. He tenido solo 2 hombres en mi vida por un buen tiempo, aunque uno que otro desliz una docena de veces. Me encanta que los travestis también me cojan.

Volviendo al tema de este relato, cuando iba a entrar al área del sauna, me topé con dos puertas de vidrio en donde en una decía “sauna finlandés” y en la otra “sauna turco”, como era mi primera vez, no sabía a cual entrar, pero un señor alto, casi de dos metros, de unos 60 a 65 años de edad y algo gordo, me señaló el sauna turco, entré y detrás mío iba el señor. Pasaron unos segundos para que me acostumbrar al denso vapor que estaba en ese momento. Me senté en una banca y el señor se sentó enfrente de mí. Resulta que cuando ya pude distinguir bien su cuerpo, perfectamente vi que se había hecho de lado la gran toalla que le cubría de la cintura para abajo y se estaba acariciando las piernas y pasaba a los testículos para luego sobarse su pene, y vaya que pene, es el pene real más grande que he visto en mi vida con mis propios ojos, tenía un largo de más de 20 centímetros, 25 diría y un grosor descomunal.

Después de un par de minutos de observarlo acariciarse sus órganos genitales, me atreví a tratar de entablar conversación con él y le pregunté si visitaba seguido el lugar, a lo que me respondió en un español casi balbuceando, que no hablaba español, claro, su pinta era de extranjero y ya no pudimos conversar; sin embargo, para que hablar si lo importante era verle su hermosa verga.

Luego de ese intento de charla, lo que hice fue subir una de mis piernas a la banca en donde estaba sentado, con lo cual, mi taparrabo se hizo de lado y parte de mis nalgas quedaron a la vista de mi acompañante en el sauna. Al estarle viendo como su verga estaba entre dura y aguada y que era de tamaño descomunal, no sé de donde obtuve valor y me levanté como para ir a los baños y como el señor estaba en camino a la puerta de salida, a pesar de que supuestamente no me entendía le dije “que hermosa es su verga” y con la misma, se la agarre de en medio del tronco y me agache a darle un beso en el glande, luego de eso me salí a duchar, pues estaba más que excitado. Me quede un rato en las duchas y al pensar que el señor no había hecho ni dicho nada que demostrara su rechazo, volví al cuarto de la sauna ya más decidido.

Para mi fortuna, cuando entré, ya el señor estaba sentado en la banca donde yo estaba, por lo que me senté a la par de él y él muy tranquilamente agarró mi mano derecha y me la llevo a su verga, yo comencé a acariciarla, subir mi mano de arriba abajo, le acaricie sus testículos y él trató de hacer lo mismo con mi pene, pero mi penecito, mi clítoris como le digo de cariño, estaba totalmente flácido a tal grado que parecía más realmente una chorcha o los labios mayores, por lo que bajo su mano a buscar mi ano. Al ver su intención, subí una de mis piernas y busque a sentarme más a la orilla de la banca para dejarle a su disposición mi culito. Como todo un experto, llevó su dedo de en medio directamente a mi ano y vaya que dedo, grande y grueso como su pija (pene), me lo pasaba por la orilla del ano y por el mismo sudor que tenía, lo introdujo suavemente hasta la mitad y yo extasiado, me fui con mi boca a su verga, créanlo o no, me fue imposible meterme más allá de la mitad de ese monstruo, lo acariciaba como niño con juguete nuevo, pasaba mi lengua por todo su tronco y terminaba lamiendo sus huevos o testículos.

Así pasamos por varios minutos que por suerte, nadie entró a estorbarnos y cuando acordé, solo sentí sus gemidos y me agarró la cabeza para que me tragara todo su mástil, presagio que estaba por tirarme todo su semen, el cual a los pocos segundos inundaba mi boca, lo trague como niño que toma su leche y pasado su éxtasis, salí del sauna, me fui a las duchas, me masturbe y me fui a cambiar, pues de pronto me entró un temor a que alguien entrara y viera mi forma de ser.

Llamé a mi esposa para que me fuera a recoger y cuando íbamos para la casa, me dijo “te gustó” y por respuesta le dije “claro que me gustó, vendré más seguido para votar el stress”.

A la siguiente semana, preferí ir el viernes, ya que el sábado anterior, no había visto mayor asistencia, aunque cuando me retiré, estaban llegando dos personas más. Lo que pasó el viernes, fue mi máxima fantasía vivida. Llegué, me quede desnudo y me puse mi taparrabo. Baje a la zona de los saunas y para conocer el baño finlandés, entré y mi sorpresa fue ver como a 7 personas, de las cuales, todos se estaban masturbando, me senté y por instinto, me empecé a acariciar mis partes, pero igual solo estaba excitado pero no se me paraba mi cosita. De repente uno de los visitantes, se paro y se inclinó para chuparle la verga a su pareja que estaba cerca, quedándose completamente desnudo y en posición de torito.

Mi sorpresa fue mayor (ya que era mi primera vez digamos en una orgía) cuando dejó de chuparle la verga a su amigo y dijo “el que quiera penetrarme, que haga cola”. Ante esa invitación, uno que se notaba que era gay, se le acerco y pegándole una nalgada le dijo “tragona” y luego otro si se acerco y comenzó a culiarlo. Fue excitante ver cómo le metía la verga y se movía con un mete y saca y le daba sus nalgadas. Los demás en respuesta se excitaron aún más y seguían masturbándose, lo cual aproveché para decirle al que estaba cerca de mi si me permitía chupársela, en respuesta me agarró la cabeza y me la llevo a su verga, estaba completamente parada, normalita, lo cual era perfecto para hacerle un oral profundo. Ya en ese momento me olvido de mi alrededor y me dedique a mi hombre, le chupaba la cabeza como si fuera un sorbete, me la metía de a poco hasta mi garganta mientras que con mis manos le acariciaba los huevos y al rato sentí como me llenaba la boca de ese semen tan rico, caliente y espeso. Salí a las duchas y comencé a meterme un dedo en mi culo hasta hacerme terminar con la otra mano. Aún no me animaba a que me penetraran, a ofrecer mi culito para ser destrozado por cualquiera de las vergas presentes. Una vez duchado, subí a cambiarme y luego de cancelar, me fui a mi casa, dándole gracias a mi esposa por permitirme tomar esos descansos.

Dejé pasar cierto tiempo de ir al sauna y luego, un sábado, me animé a ir, pues sentía mis hormonas femeninas bien alteradas. Llegué como a las 12 del mediodía y al entrar al sauna, distinguí que había alguien, entré y lo salude, cruzamos unas palabras. Dejé pasar unos minutos y luego extendía una de las toallas en la banca y me recosté pero a propósito con las nalgas para arriba y mi taparrabo me lo quite y me lo puse en la cabeza tipo almohada. Respingue mis nalgas como invitándolo a que las acariciara, lo cual dio su resultado.

Estando yo en posición de disponible, se me acercó y me dijo que si quería un masaje, a lo cual le respondí que si lo deseaba, me lo hiciera. Llevó sus manos a mi espalda, subía a mis hombros y luego bajaba y con cada subida y bajada, llegaba cada vez a mi colita y a los pocos segundos, ya acariciaba con sus manos mis nalgas, me abrió las piernas suavemente y mis nalgas dejaban a su disposición mi ano. El pasaba sus dedos por mi raya y de pronto me estaba metiendo un dedo, yo culiaba y me movía y cuando ya me tenía al borde de la locura, le pedí que me la metiera, le dije “hazme tuya, quiero ser penetrado”. Se subió encima de mí y como ambos estábamos sudados por completo, no hizo ningún esfuerzo para meterme su verga, me agarró con locura, sacaba y metía su verga como si en una vagina estuviera metiéndola, yo le decía, dale, dale, dale, que rico se siente, dale papi dale papi, soy tuya. Como a los 10 minutos, solo oí unos espasmos y sentí como mi culo se llenaba de leche. En mi calentura, no le había pedido que se protegiera, me levante y gotas de semen caían de mi culo, me masturbe y en fracción de segundos terminé.

Salí del sauna y me dirigí a tomarme un par de cervezas, las cuales vendían en una zona del mismo lugar destinado como bar. Luego mi hombre, se fue a acompañarme y me dijo que haber cuando volvíamos a hacerlo, a lo cual le respondí que cuando él quisiera, que solo era de ponernos de acuerdo.

Las visitas al sauna, se prolongaron por un par de años en forma ocasional y siempre salí satisfecha del lugar, pues siempre había alguien dispuesto a complacer mi lado femenino.

Sigan leyendo mis relatos y dejen sus comentarios que me fascina leerlos y responderles.

Besos de: Vanessa Jazmin.

No hay comentarios:

Publicar un comentario