viernes, 30 de noviembre de 2012

Mi esposa me complace mi lado femenino

No sé como comenzar, pero trataré de hacer una secuencia de los hechos que se comenzaron a dar hará unos 10 años, relacionados con el descubrimiento de mi esposa de mi bisexualidad y mi gusto irresistible por el uso de prendas intimas femeninas; aunque para ser honesta, no solo por las prendas intimas, sino por la ropa femenina, sobre todo de vestidos pegados al cuerpo y super cortos.

Todo comenzó cuando un buen día después de tanto comprarle a mi esposita todo tipo de tangas e hilos dentales, que me fascinaba hacer, me entró el gusanito de sentir en carne propia como se sentía andar en tan minúsculas prendas, pues mi esposa solo de ese tipo de prendas intimas había utilizado desde que nos casamos y entiendo que de toda su vida.

Fue así como un día en que ella no se encontraba, urge en su depósito de la ropa y me puse un hilo dental, el cual anduve todo el día. Me fascino el sentir como la parte trasera se me metía completamente en las nalgas y ese rozar de mi rajita era sencillamente estupendo.

El ponerme sus calzones se me volvió costumbre, a tal grado que aunque ella estuviese en casa, a la menor oportunidad me iba a ponerme sus prendas. Así pasé por varios meses y ella nunca se percató porque aparte de que tenía una gran cantidad de dicha ropa, ella se cambiaba hasta 3 veces por día.

Resulta que un buen día sábado,  en lo que me estaba poniendo una tanga, ella entró al cuarto y me dice “amor, que es esto?” y yo me quede mudo por un instante, luego le dije que me lo estaba probando nada más y con la misma me lo quité. Ella no dijo nada, solo se dio la vuelta y mi corazón quedó palpitando como a mil.

Como era fin de semana, como de costumbre, comenzamos a tomar cerveza desde las 11 de la mañana, llegaron como siempre mi hija con su familia, almorzamos y ya como a las 4 de la tarde que se fueron y ya bastante tomados, mi esposa me sentó y me dijo “quiero que me digas la verdad de lo que vi ahora en la mañana, como es eso de que te gusta ponerte calzones (refiriéndose a las tangas y los hilos dentales de ella). Yo no sirvo para mentir y le dije “no sé, la verdad es que desde un tiempo para acá me gusta sentirme algo femenina y andar con ropa intima y pues, discúlpame pero no lo puedo evitar” y ante mi sorpresa mi esposita linda me respondió “mira mi amor, yo te entiendo, si queres usar ropa intima femenina, está bien, pero no te pongas la mía, si queres mañana vamos a comprar algo que vos escojas”.

Como supondrán, esa fue música para mis oídos y antes de proseguir, déjenme decirles que se me olvidaba un detalle y que posiblemente ayudo en la comprensión de lo que yo le estaba confesando a mi esposa, y es que ella tiene o tenía un hermano declarado gay y que toda su vida lo había confesado y su forma amanerada siempre la mantuvo, pero ella dejó de verlo desde que tenía 15 o 16 años y habían sido muy unidos.

Sin todavía terminar de creerlo, el domingo íbamos para Almacenes Simán a la sección de ropa intima y a otros almacenes y salí con una gran cantidad de cacheteros (que me fascinan), hilos dentales (mi delirio) y tangas y al final de las compras ella en tono risueño me dijo “hay amor vos tenes más gusto para escoger la ropa que yo”. Otra cosa fue que me condiciono a que tenía que usar mis prendas solo en fin de semana.

La complacencia de mi esposa, no termino ahí, sino más bien ese fue el comienzo, semanas después, de vez en cuando me ponía a modelarle a ella mi ropita y como mis gustos crecían, cuando estábamos solos le decía que si me podía poner sus zapatos (que por suerte son de mi misma medida) y un día de tantos ella me vistió, sin llegar al maquillaje (lamentablemente) y así anduve por la casa, como una putia recién entrada al negocio. Ella me pegaba una que otra nalgada y me decía que era bien puta. Para ser sincera, eso me agradaba y sobre todo viniendo de mí esposa.

Un día de tantos y queriendo yo ir más allá de su aceptación por mis gustos femeninos, mi intención era que me permitiera tener mis aventurillas con uno que otro hombre, por lo que siempre con nuestros tragos y sincerándonos los dos, por un lado ella me comentó que había sido violada por su padrastro y pues yo le di ánimos y que ella bien sabía que esas cosas a mi me tenían sin cuidado, pues no la había conocido virgen y además la quería tal cual y que a esas cosas así como al padre de su hija me tenían sin cuidado.

Yo le confesé en esa ocasión que con mi sobrino, acaba de terminar una relación de casi 3 años en la que los dos nos hacíamos cosas, pero que a mí en lo personal me gustaba ser pasivo y no tanto penetrar, que para eso estaba ella. Su primera reacción fue de rechazo a tal grado que el enojo con mi sobrino duró varios años, pero a la fecha a regañadientes lo acepta y habla con él, aunque ya no es la misma con él.

Pasada esa tormenta, yo creí que en lo que respecta a nuestra relación iba a cambiar, pero no fue así, a los días todo volvió a la “normalidad”, si entre comillas, pues yo seguía con mis gustos y preferencias y un fin de semana sucedió lo más importante e impactante que me ha sucedido, eran como las 10 de la noche de un sábado y como siempre ya bastante tomados mi esposa me dice “queres que te de una sorpresa”, yo le respondí “de que se trata”, ella me dijo “vámonos en taxi a un lugar que yo se que te va a gustar”. Mi curiosidad me hizo decir que si y caminamos a la calle principal y tomamos un taxí. El lugar “El club de los galanes” un lugar de strepper y de corte gay.

Después de pagar el cover, entramos, nos sentamos en la barra y comenzamos a platicar con el encargado del bar que a la vez era el dueño. A los pocos minutos unos chicos comenzaron a bailar y yo me quede con la boca abierta. A pesar de mi edad, era mi primera vez en un lugar gay y en donde bailaban chicos desnudos. Mi esposa me dijo “te gusta?” y pues como no me iba a gustar. Al rato se acerco un chero y se sentó a un lado nuestro y comenzó a platicar con los dos y mi esposa le dijo “no tenes otro compañero para que le haga compañía a mi esposo” y el chero un tanto extrañado le respondió “si claro” y llamó a un chavo de cuerpo algo fornido y se sentó a la par mía, claro que para estar haciéndonos compañía los invitamos a unos tragos (para fichar).

Mi esposa se dedico a platicar con el primer acompañante y yo aprovechando la poca luz que había y como el segundo acompañante me había llamado la atención y mis hormonas femeninas ya estaban alboratadas, comencé a acariciarle la pierna y él me dijo, si queres en forma discreta, acaríciame el pene para que sintas como se me para. Dicho y hecho comencé a sobarle la verga. Mi esposa solo se me quedo viendo y me dijo “disfrútalo”. Como ya tenía prácticamente el consentimiento de mi amada esposita, le dije al fulano “te la puedo sacar y chuparla” y él me dijo, “espérate me voy a acomodar para disimular algo”.

Se la sacó y era una verga grande y gruesa, me le prendí como un niño y mi lengua se la pasaba por todo el tronco, chupaba su glande y lo succionaba, él me decía que sentía rico y que se la chupaba bien. Veía de reojo a mi esposa y ella seguía en amena plática con su compañero. Pasé como unos 15 o 20 minutos chupándole la verga al chavo pero éste no terminó y mi esposa me dijo que ya era hora de irnos, que por el momento era más que suficiente.

A la mañana siguiente, mi esposa se burlaba prácticamente de mí y me decía “parecías niño hambriento bien pegado a la paloma del chero y no te da asco”, yo le decía “a mí no ve” y me decía “no me vayas a besar después de besarle la paloma al chero”, pero todo como una fregadera, sin resentimientos.

Esa fue una rutina que hicimos como 3 o 4 veces y nos hicimos clientes asiduos y ya tanto el del cover, como el dueño y los bailarines nos conocían y esperaban cada sábado. Por lo que lo sabía que cada fin de semana mi deseo de tener una verga entre mis manos y chuparla a mi entera satisfación era de rigor. Un buen día le dije a mi esposa “amor, haber cuando me complaces para que me la metan y me cojan, siempre me quedo con el deseo”, pues ese sábado mi esposita me complació por primera vez y pago para que me cojieran. En el mismo lugar, había una parte atrás del escenario que se prestaba para eso.

Ese día recuerdo que ella me dijo “ahí viene este chavo, ándate con él para que te pise”, me llevo de la mano y como estaba algo más oscuro que en el área de atención, el chavo me dijo “que complaciente es tu esposa, me ha pagado para que te pise rico” y yo le dijo “claro”, él se saco la verga y yo le dije “déjame chupártela para parártela bien”, se la comencé a chupar y cuando estaba bien parada, me quite la ropa, me quede completamente desnudo, me puso en 4 en un viejo sillón en que estábamos, se puso el preservativo y me empezó a pisar. Me metió la verga hasta el fondo y yo comencé a moverme, le pedía más, le decía que sentía rico, que era su puta, que me nalgueara. Así estuvimos como media hora hasta que termino adentro mío. Me vestí y salí. Mi esposa me esperaba con el mismo amigo de siempre. Llegué, le di un beso en la mejilla y le dije “gracias amor por ser tan complaciente conmigo”, nos tomamos un par de cervezas y nos fuimos”.

De nuevo, las veces que se repitieron esas pisadas pagadas por mi esposa, fueron varías y recuerdo que en una ocasión en la que no logré terminar con el chavo que me piso, le pedí a mi esposa, que quería más, que me pisara otro chavo que aún no estaba satisfecha. Mandó a llamar a otro chero y me lo hicieron nuevamente. Esa noche fue super y la primera vez en que dos cheros me pisaban uno tras otro, mmmmm, riquísimo.

Recuerdo que en esas andadas con mi esposita, una vez le dije que quería probar con una travesti activa y ella me dijo que estaba bien, que fuéramos a buscarla. Nos fuimos atrás del café de Don Pedro de la Rossevelt y había una chica que después de tocarle la paloma, se veía prometedora y le consultamos si no le importaba que mi esposa estuviera con nosotras, me dijo que no había problema y nos fuimos para el automothel La Pradera.

Entramos las tres y ya en el cuarto, la travesti se quito su peluca y ella y yo nos fuimos a la cama y mi esposa solo se sentó a mirarnos. Yo como siempre, comencé a acariciarle la verga a la travesti, al rato la tenia parada y no pude contenerme y me puse a chupársela. Ella estaba un poco nerviosa, me imagino porque mi esposa estaba presente, pero cuando vío que ella estaba jugando con su vagina y ya sin vestido, se puso a seguir mi juego y al rato me estaba levantando las piernas y se las ponía en sus hombros.

Me empezó a penetrar y yo le decía que era su puta, que hiciera conmigo lo que quisiera. Mi esposa se acercó a nosotros y comenzó a chuparme mis tetas, yo jugaba con su vagina y al rato ella (mi esposa) explotaba se retorcía de placer, se retiro de nuevo a su silla y dejó que el travestí terminara su labor con mi culo, también él explotó y agarró mi clítoris, me masturbo y al poco tiempo yo estaba tirando mi semen sobre mi estomago. Esa noche así la terminamos, nos cambiamos y fuimos a dejar al travestí al lugar en donde lo habíamos recogido y nos fuimos para la casa.

A la semana siguiente, hicimos la misma rutina pero queriendo probar a otro travestí nos recogimos a una niña super bonita, morena, de una estatura como de 1.60 que estaba en la esquina de la torre telefónica. Estaba protegida por otra travestí algo tosca que nos dijo que nos iba a tomar el número de la placa porque ya les habían matado a una amiga y que si no había problema. Le dijimos que no y nos llevamos a nuestra amiguita. Hicimos el sexo entre los tres y de nuevo, yo fui el que más disfrute porque la travestí me hizo suya y fui su mujercita.

En otra ocasión y queriendo yo responder a la complacencia de mi esposa y sabiendo que ella tiene ciertas tendencias lésbicas, le dije que si quería que fuéramos a un streep tease, sabiendo yo que ahí las chicas se prestan para cumplir cualquier fantasía. Su respuesta fue la esperada y nos fuimos a uno que estaba cerca del Club de los Galanes siempre sobre la primera calle poniente. Entramos y rápidamente se nos acercaron dos chicas. De entrada les dije que el interés nuestro era que una chica le hiciera el sexo a mi esposa y también que en mi caso, yo no buscaba acción pues me gustaban los hombres.

Con las cartas sobre la mesa, una de ellas se comenzó a acariciar con mi esposa y cuando la había convencido y la tenía ya bastante caliente, se pusieron de acuerdo y se la llevo a un cuarto. Mientras yo esperaba y como había invitado a la otra chica a un trago, me empezó a acariciar mis tetitas y la verdad que me entretuvo muy bien, me dejo super caliente, pues mis tetas son como mi encendedor de mis hormonas femeninas. Como a la media hora, mi esposa salió bien contenta y satisfecha y me dijo que nos fuéramos. En el camino me comentó que la chica se había portado super bien y que le había comido su conchita hasta hacerla terminar con unos grandes espasmos de por medio.

Esa fue la única vez que ella lo hizo abiertamente a sabiendas mías y sospecho que hasta la fecha ha tenido sus propias aventuras. Además de que tiene mi autorización para que si desea tener un amante, lo haga sin temores a mis reproches, pues que alguien le dé lo que yo ya hace un buen rato no le doy: pene, ya que solo le hago sexo oral y ella me hace terminar chupándome las tetitas mientras yo me masturbo.

Para finalizar debo decirles que dado todo lo comentado anteriormente, creí que siempre iba a tener la complacencia de mi esposa para desahogar a mi otro yo, a la puta que llevo dentro, a la zorrita escondida en este cuerpo de hombre, a la mujer que deseo ser, pero no fue así. Mi esposa ha cambiado y ya tenemos varios años de no salir y de no tocar el tema, señal que ya no lo quiere hacer; sin embargo sabe perfectamente que mi otro yo, mi ser femenino oculto, siempre está activo en mi y por eso y por ser una gran celosa, me tiene bien controlado de adónde voy, de donde vengo y solo nos hemos quedado platicando de lo putita que puedo llegar a ser y siempre me está cuestionando si no tengo algún marido que me complazca. Me halaga platicar con ella porque siempre me dice que soy una puta y que sabe lo que tiene. Haber cuando me suelta y me permite tener un marido y les contaré.

Espero les haya gustado este relato que es totalmente real. Luego les describiré la vez que nos fuimos a la playa y anduvimos como buenas amigas, así como sus gustos por exhibir sus partes.

Como siempre, besos en donde los quieran recibir

Con cariño: Vanessa Jazmín

2 comentarios:

  1. Hermoso relato, lo sentí muy mío, besos

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  2. Como me gustaría que mi vida fuera como la tuya, disfrutala amiga, es maravillosa

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