viernes, 30 de noviembre de 2012

Relación amorosa entre dos travestis pasivas

Me hice amiga de ella por facebook a principios creo del 2011 y al ver su linda figura femenina comencé a coquetear con ella a través de mensajes y comentarios en sus lindas fotos.

Comencé a fantasear con la posibilidad de que se fijará en mí, pues siendo ambas salvadoreñas y residentes en la capital, cabía la posibilidad de que mi sueño se convirtiera en realidad.

Su nombre de niña es Lorena, ella con sus 28 años  y yo una señora de 53 era casi imposible que ella se fijara en mi, más aún cuando ella me había confesado e insistido en varias ocasiones que no era su intención ligar con alguien y más si a eso le agregamos que ambas somos pasivas, pero la insistencia al final tuvo sus frutos.

Después de varios meses de estarnos comunicando solo a través de mensajes y de estar prácticamente enamorando a mi princesa, decidió aceptarme una invitación para tomarnos un café y fue así como quedamos de vernos en la cafetería del Hiper Europa.

Si en fotos se veía alta, ya en persona la estatura de ella conforme a la mía era evidente. Ese día llegué después que ella, subí a la segunda planta del Hiper y le hablé a su celular para localizarla. Nos saludamos con un apretón de manos y por suerte ella había buscado una mesa bastante separada de donde estaban otras personas.

La charla que tuvimos, nos sirvió para decirnos lo que éramos ante los demás, yo un profesional con más de 30 años de casado, con hijos y por supuesto con nietos y que desde siempre había tenido mis tendencias homosexuales y de una cierta época en adelante, mi inclinación por el uso de prendas femeninas era parte de mi vida, así como el sentirme toda una mujercita y ser tratada como tal, a la vez que me consideraba chica pasiva.

Por su parte Lorena también me dijo que era casada y que tenían una pequeña niña que era su vida, pero que igualmente desde hace unos años atrás sentía el deseo irrefrenable de vestirse como mujer y en su caso, era en forma total, desde usar hilos dentales, tangas, medias, zapatos (que por cierto me los ha dado a que se los guarde) y hasta blusas, faldas y vestidos. Si la desean admirar la pueden buscar en facebook con el nombre de Lorena Abigail Hernández.

También me dijo que por el momento solo era el deseo de sentirse mujer, pero que no buscaba una relación ni sexual ni amorosa pero que no lo descartaba pero con alguien con sus mismos gustos que fuera activa, ya que ella se consideraba igual que mi, pasiva y que no quería nada con hombres (machos), sino que de experimentar lo quería hacer con una niña igual que ella.

Después de platicar como una hora, le dije que si podíamos ser amigas y me dijo que si, que realmente se sentía a gusto conmigo y que sentía que era de su confianza. Le dije que si la iba a dejar a su casa y me dijo que sí, que no había problema. Nos subimos al carro y la fui a dejar a media cuadra de su casa y me dijo que mejor así porque no fuera a ser que su esposa saliera y viera bajarse de un carro, pues ella (su esposa) desconocía por completo sus gustos por sentirse mujercita. Al despedirnos le dije que deseaba besarla en la mejilla pero me dijo que tal vez otro día pero mejor así nos despidiéramos como hombrecitos, pero me permitió que le diera una caricia en su pierna.

Después de esa reunión, nos hablábamos casi a diario o nos mandábamos mensajes por el facebook y como mi esposa viajaba en esa época bien seguido a los Estados Unidos, pues después de insistirle a Lorena que nos fuéramos a mi casa para vestirnos las dos, ella aceptó. Así fue como quedamos en vernos a las 8 de la mañana de un sábado, aprovechando que mis hijos se iban temprano a sus respectivos trabajos.

Ese dichoso sábado fue el inicio de nuestro romance. Ella llegó a la hora acordada, cerré el portón y le dije que si me dejaba abrazarla y me dijo “primero cambiémonos para estar como niñas. La hice pasar a mi cuarto y ambas comenzamos a cambiarnos. Una vez ella vestidita con una falda de Jeans y una blusita de rayas rojas y sus zapatos negros de tacón, me dijo que le tomará fotos, así tuvimos una sesión de fotos que por cierto las tiene subidas en su facebook y en el perfil tiene una de ellas en el patio de mi casa.

Una vez tomadas las primeras fotos, la tomé de la mano y le dije que pasáramos a la sala a tomar algo y sentirnos como verdaderas mujeres, ella caminó con coquetería y antes de sentarnos la abrace y le apreté las nalgas, le dije que estaba bella. Yo andaba con un hilo dental color celeste y me había puesto un babydoll de color negro, así como me había puesto los zapatos de plataforma de mi hija que me hacía juego con mi hilo dental.

Nos sentamos juntas y me dijo que era su primera vez que se vestía para alguien más y que se sentía algo incomoda. Yo le dije que no tuviera pena y que esperaba que ese fuera el inicio de no solo una amistad sino que de algo más, que siendo pasivas las dos, nos haríamos caricias y exploraríamos nuestros cuerpos incluso le dije que si ella quería podríamos buscar a un hombre macho para que fuéramos sus putitas, a lo que me respondió que no, que ella no quería a un hombre y que no le insistiera en el tema.

Pasamos como dos horas ahí sentaditas viendo la televisión y platicando de nuestros gustos y que ella deseaba hacer una depilación total con lasser pero que era caro y por ahora ni modo, tenía que quitarse los pelos de las piernas con cera o rasuradora, porque esa era pasión de ella, estar todo el tiempo depilada.

Le pregunté si ya había tenido alguna relación con otro travesti y me dijo que no, que por atrás era virgen porque incluso ni objetos se había metido, pero que eso si le picaba la curiosidad. Le dije que no se resistiera a esas tentaciones y que experimentará, que era algo rico, ya que yo siempre que podía me metía toda clase de objetos que tuvieran forma de falo y que mi masturbación me hacía terminar de una manera espectacular.

Ese día no pasó nada más que el darnos unos abrazos, se puso de nuevo su ropa de hombrecito y nos despedimos con un beso en la mejilla.

Pasaron 4 semanas en la que no nos pudimos ver porque no queríamos ir a un motel, sino que Lorena quería estar en mi casa nuevamente, pero en todo ese tiempo que no nos vimos, me dijo que ya había experimentado con meterse el dedo en su culito y que incluso como sentía rico, se había atrevido a comprarse un juguete por internet que es precisamente el que se le logra ver adentro de su rajita en una de las fotos de abajo.

El momento o el día esperado se llegó, mi esposa salió nuevamente de viaje y con Lorena nos pusimos de acuerdo para vernos en mi casa el día sábado. Llega, la recibo de beso, la tomo de la mano y nos vamos para el cuarto. Tanto ella como yo ya teníamos puestos un hilo dental. Nos cambiamos y me dice “para que no me vayas a ser nada si se te pasa la mano, me puse este tapón” y la muy graciosa, me enseña el juguete que lo ha llevado metido en su culito desde que salió de su casa.

Cuando se termina de cambiar, le digo que se acueste en mi cama, que me permita acariciarla y sentirla como si es mi  esposa. Me dice que está bien, se acuesta y me siento a la par de ella, comienzo a acariciar sus hermosas piernas, se las beso una y otra vez, ella está quieta y me dice “no creas que no me gusta lo que estoy sintiendo, lo que sucede es que yo soy bien simplona, pero trataré de corresponderte”, le digo que no se preocupe que solo se deje llevar.

De sus piernas paso a acariciar sus nalgas, ella se da media vuelta y las deja a mi disposición, le paso mi lengua por ambas nalgas, comienzo a tocarle su  pene que lo tiene parado y ya con liquido pre seminal, trato de pasarle mi lengua por su pene pero ella me detiene y me dice que no, que no le acaricie su clítoris. De nuevo me voy al ataque de sus nalgas, tomó su juguete y se lo empiezo a meter y sacar, ella me dice que la tengo a mil. Le dejo nuevamente el juguete adentro de su culito y comienzo a chuparle sus tetitas, me prendo de ellas, se las muerdo y me dice que siga, que no me detenga, me acaricia mi pelo y tomo sus mejillas y le doy un beso.

Lorena me corresponde al beso y jugamos con nuestras lenguas, yo estoy como poseída también y la acaricio en todo su rostro, pasó mis manos por su cabeza, de nuevo bajo a sus pezones y una de mis manos se va a su pene. Se lo acaricio una y otra vez, de nuevo me lo quiero llevar a mi boca pero Lorena no me deja. Ella me pide que aunque no tengo la verga totalmente parada, que me le encarame que quiere sentirse mujer y que yo soy su pareja. Me le encaramo y ella cruza sus piernas entre mi espalda, dice que se siente realizada y hago como si ya estoy cogiendo.

De nuevo me paró y acariciándole las nalgas, me comienzo a masturbar, en mi éxtasis le pasó mi lengua por su ano y sacándole el juguete le meto mi lengua a su hoyito, ella gime de placer y mi lengua se mueve adentro de su ano. Yo ya estoy por terminar y le disparo un chorro de semen en toda su nalga, ella me dice que es mía y de nadie más.

Ella también termina y nos quedamos acostadas y abrazadas ambas. Le tomo unas últimas fotos a las nalgas llenas de mi semen y ahora ella tiene un álbum de fotos titulado “mi primera vez”.

Sale de la casa y antes de abrir el portón, me abraza y me da un beso y me dice “gracias por haberme hecho sentir maravillosa”.

Desgraciadamente mi esposa dejó de viajar y tanto Lorena como yo, tenemos trabajos absorbentes que no nos han permitido volver a estar juntas y en sus correos, a pesar de que ya llevamos meses sin vernos, me dice que me es fiel y no tiene a nadie más en su vida que la haga sentir como se sintió conmigo, que a pesar de que no la penetré, la hice sentir por primera vez como una verdadera mujer cumpliendo así su fantasía y que gracias a mi, ha reconocido que no es heterosexual fantaseando ser mujer sino que es bisexual pasiva igual que yo.

Espero que les haya gustado este relato tan real como yo.

Con amor: Vanessa Jazmín

El vigilante de la empresa me gusta y me le entrego (gay)

Todo comenzó sin imaginar que la amistad mostrada al vigilante de la empresa, volcaría en una simpatía mutua y de atracción física.

Recuerdo que hace un año más o menos, yo estaba sin deseos de almorzar y para no desperdiciar el sándwich preparado por mi esposa, se lo decidí regalar a Elías, uno de los vigilantes privados de la empresa que estaba de turno ese día.

Elías como la mayoría de salvadoreños, es un joven de estatura normal en nuestro medio, tipo 1.60 centímetros, complexión media, se le nota que hace ejercicios musculares, pues sus bíceps le resaltan y para variar es seguidor del Barcelona igual que mi persona.

Siendo un muchacho de unos 28 años, es bastante educado y algo serio, me dio las gracias y de ese gesto comenzó a nacer una amistad y en lo particular debo decir que comencé a fijarme en él como un hombre a quien deseaba; por eso comencé a hacer rutina la entrega de alimentos y siempre que podía le tocaba la mano a manera de hacerme sentir y cuando él me decía que le daba algo de pena, yo le decía “no te preocupes que lo hago con cariño y le tocaba su cintura como diciendo con mis ademanes “quiero ser tuya”.

 Siempre que yo llegaba a la empresa, estaba atento a abrirme la puerta. Comenzamos a tener conversaciones cortas hablando de cualquier cosa, hasta que un día, hablando de los dos famosos equipos de la liga española, me dice “vio el partido del Real Madrid que la niña de Cristina (refiriéndose a Cristiano Ronaldo), después de meter el gol, se subió la calzoneta y enseño los músculos de la pierna, lo que quería era enseñar la pierna la niña” fue su comentario, a lo que yo en forma inocente le dije “si Elías lo vi, pero que músculos los que se maneja Cristiano, atraen” le dije.

Yo seguí mi camino y a diario notaba que cada vez era más la cercanía que él quería tener conmigo y una vez que yo llegué a la empresa con bastante tiempo de anticipación, marque mi hora de entrada y me dirigí a los servicios. Mi sorpresa fue que ahí se estaba cambiando de ropa Elías, pues llegaba en ropa particular y en el trabajo se ponía su uniforme.

Lo encontré prácticamente en ropas menores, solo estaba en bóxer y en camiseta y en son de broma y entre risas le dije “bárbaro Elías, que cuerpazo el tuyo” y  no sé si lo hizo con malicia o no, pero me dijo “hola licenciado, ¿quiere ver mis músculos?” y yo le dije “sácalos haber”, se levantó la camiseta e hizo una complexión y su estomago se puso firme, yo solo le dije “wow, que bien te vez, ¿me permites tocarte?” y me dijo “dele”, yo pasé mis manos por su estomago y le dije “me imagino que te llueven las cipotas para tocarte” y me dijo “vea mis músculos de los brazos  y se subió la pequeña manga de la camiseta, le saltaron los bíceps y ya sin pedirle permiso se los toque y le comenté “estas super Elías” e inmediatamente me dijo “¿Qué dice de mis piernas?”, lo miré y vi su bulto y le pregunté “¿están duras como las de Ronaldo?” y me respondió “tóquelas y dígame si no”.

No se ni como, pero sin esperar la reacción de Elías, en lugar de llevar mi mano a su pierna, le agarré su verga que ya estaba semi erecta y se la retire inmediatamente y casi tartamudeando le dije “discúlpame Elías, no sé porque lo hice, espero no vayas a comentar este incidente con nadie” y por suerte recibí la respuesta esperada “no hay problema licenciado, usted sabe que le tengo aprecio y si le gusta lo que toco, siga, por mi no hay problema”.

En ese momento y aunque estaba bastante temprano para que los demás empleados comenzaran a llegar a la empresa, me acerque a la puerta de los baños y le eché llave, mi mano ya no la lleve por sobre el bóxer, sino que la metí para sacarle la verga, su cabeza estaba encapullada y suavemente se la pele y comencé a masturbarlo. De repente, ya se encontraba bien parada y me la lleve a la boca. Elías agarro mi cabeza y comenzó a meter y sacar su verga de mi boca como si esta fuera una vagina; por momentos sentía que me ahogaba pues ya en su máxima expresión la verga de Elías medía unos 14 centímetros aproximadamente y su grosor era bastante considerable.

Mis manos posadas en sus duras nalgas, empezaban a acariciarlas y bajar hasta sus piernas, él solo estaba dedicado a que le mamara la verga, mis manos acariciaban sus huevos y como no me soltaba de mi cabeza, no tenía mayor movilidad, sin embargo a los pocos minutos él me dijo “licenciado ya licenciado, ya, ya haaaaa y dejó ir  el semen adentro de mi boca, gotas del liquido me salieron por los labios y con mi lengua me los volví a introducir para no desperdiciar nada del alimento que me estaba regalando Elías.

Cuando me paré, me agarro las nalgas y me dijo “discúlpeme licenciado, pero quiero que estas sean mías” a lo que le respondí “déjame pensarlo y que esto solo quede entre nosotros” y me salí. Debo confesar que todo el día pasé pensando en las posibles repercusiones que mi debilidad carnal podría provocar.

El horario de trabajo de Elías era de un día de trabajo completo y al siguiente día descansaba, por lo que pasamos una semana en que solo nos vimos 3 días después del incidente y en ese tiempo, ninguno de los dos insinuó nada y más bien lo cambie un tanto mi comportamiento ya que desde el primer día después de nuestro encuentro le dije que no se preocupara por el almuerzo, que lo pidiera y yo se lo iba a pagar. Con un poco de renuencia de su parte, al final aceptó mi gesto.

Pasadas dos semanas, Elías me detuvo al entrar a la empresa y me dijo “licenciado, yo quiero hablar con usted” y yo le dije “aja Elías que deseas”, “bueno, me dijo, la verdad que no sé cómo decirle, pero quería contarle que solo termino el mes (estábamos a dos semanas de finalizarlo) y un hermano que tengo en los Estados Unidos me manda un dinero para que me vaya pagando coyote, pues él sabe lo difícil que esta trabajar acá en El Salvador”, yo en forma natural le dije “hombre, que bueno Elías, me alegra y espero que todo te salga super bien” y le di una palmada en el hombro; pero él siguió con la conversación y me dijo “gracias licenciado, pero yo también antes de irme quisiera tener algo con usted, claro si usted me lo permite y disculpe el atrevimiento”. Yo me puse a medio sonreír y le conteste “jajaja, ya veo que sos un gran pícaro Elías y sinceramente, con mi edad, gracias por desearme, realmente no me lo esperaba viniendo de ti, como el viernes no trabajas verdad, platiquemos el jueves y veamos si puedo pedir la tarde del viernes y quedamos de vernos en algún lugar y yo paso a recogerte si”. Elías me dijo “gracias licenciado, verá que no se arrepentirá y descuide que yo sé guardar un secreto”.

Me sentí bien con las palabras de Elías y definitivamente me levantó mi yo interno, yo a mi edad, deseada por un hombre de casi la mitad de años míos, fue verdaderamente un halago. Se llegó el viernes y cuando llegué al trabajo, Elías ya estaba por irse a descansar y me extraño verlo. Me le acerque y le dije “pensé que ya te habías ido” y me respondió “no licenciado, lo estaba esperando, como ayer ya no me dijo nada, quería saber si nos íbamos a ver ahora como habíamos quedado”; a lo que le contesté “claro que si, mira, veámonos a las 12 y media en El Salvador del Mundo y de ahí nos vamos a tomar un par de cervezas y comer algo y después miramos adonde nos vamos ¿te parece?, y su respuesta fue “claro mi lic. ahí nos vemos, adiós”.

Se me olvidaba decir, que yo por supuesto, ya iba preparada, pues debajo de mi ropa de hombre (mis pantalones), llevaba un hilo dental color blanco, medias café sostenidas por un porta ligas del mismo color blanco y en mi mochila llevaba un brassier o sostén de mi esposa que me queda divino (el de la fotografía de abajo) y por supuesto unos zapatos de plataforma que un día de esos había dejado mi hija en una visita a la casa y que me quedan perfectos pues tanto con ella como con mi esposa somos de la misma talla.

A las 12 y 15 minutos, yo ya estaba pasando por el lugar acordado y como se imaginarán, Elías ya estaba ahí esperándome. Me alegré al verlo, le abrí la puerta del carro y lo invité a subir. Salimos y algo nervioso, le puse mi mano en su pierna y comencé a acariciarlo y comenzamos la siguiente conversación:

Vanessa (V): Sabes, siempre me has gustado y por temor a tu rechazo, no sabía cómo acercarme a ti.
Elías (E): Yo la verdad es que siento una gran simpatía por usted y siento que es una persona super agradable y por lo que veo bien complaciente.
V: Si claro, como sabes, por mi trabajo, no puedo mostrar abiertamente lo que soy y en la oficina, nadie sabe de que me gustan los hombres, por lo que espero que sea un secreto entre tu y yo.
E: No se preocupe licenciado, solo usted sabe que yo me voy para Estados Unidos y tampoco quiero hacerle daño, pues usted a sido muy bueno conmigo y lo que hicimos la semana pasada me gustó y por eso se me metió entre ceja y ceja que usted será mío.
V: No me trates de usted ni de licenciado, me gustaría que me trataras como mujer, me gusta que me llamen Vanessa, Vanessa Jazmín. Te tengo una sorpresa que espero te guste verme vestida así.
E: ¿Cómo así?
V: Como una puta, quiero que me sientas como tu puta y que te lleves un buen recuerdo mío.

Diciéndole eso, le agarre la verga y ya la tenía parada y le dije “que rico lo que me voy a tragar ahora Elías mmmmm”. Llegamos al Bar La Herradura de la Calle Constitución y me dijo “siempre he querido conocer este lugar” y le dije “pues vamos y pidamos algo”.

Llegamos a las 12 con 30 minutos, pedimos un balde de cerveza y luego otro con algo de comer. Ya como a las 3 de la tarde le dije a Elías, hoy vamos a disfrutar de nosotros. Pagué y le dije “te parece que nos metamos a este motel y le señale el Auto hotel La Pradera, mejor conocido como el caminito de Heidi y me dijo “perfecto, al fin será mía por completo” y me toco la barbilla, lo cual sentí un bonito detalle.

Nos subimos al carro y entramos por la puerta trasera del Auto hotel, entramos al primer cuarto que vimos con la cortina abierta, entramos y le dije, como tu eres el hombre, pide dos cervezas en lo que entro al baño a terminar de arreglarme y no me vayas a seguir, toma mi cartera para que pagues el cuarto y lo que pidas.

Entré al baño y me quité mi ropa, me puse el sostén color beige que le había tomado prestado a mi esposa y me puse los zapatos de plataforma. Salgo y Elías aún vestido me dice “Vanessita, que preciosa te vez”, me le acerco contoneando mi cintura y le hecho los brazos en su cuello y le digo “te gusto”, respondiendo y apretándome las nalgas “claro nena, hoy si te voy a gozar y vas a gozar como se debe”. Le desabrocho la camisa y acaricio su hermoso tórax, paso mi mano por su verga y le desabrocho el pantalón, meto mi mano para acariciar su hermosa verga por sobre su bóxer y le bajo el pantalón. En ese momento me doy vuelta y quedo de espaldas a él y le digo “abrázame, quiero sentirme tuya y sentir que soy amada, me cruza los brazos y me agarra mis tetas y me dice “que rica mami, te gusta lo que sentís en tus nalgas”  y le respondo “claro papi, pongo mis manos atrás y le saco la verga que ya esta bien parada y me la pongo en medio de las nalgas y comienzo un tongoneo y ahora soy yo quien le dice “te gusta como me muevo papi”, como respuesta, recibo un pequeño empujón y caigo en la cama siempre con el culo para arriba.


Elías ya transformado en otra persona me dice “hoy te voy a pisar putona, vas a ver lo que es un hombre, con sus dos manos me abre el culo y me deja caer unas gotas de saliva en el ojete; pone su glande en mi hoyito y me la deja ir de un solo hasta el tope, me saca un grito y le digo “papi, me duele, pero dale, soy tu puta y hace conmigo lo que quieras, písame papi, ya no aguanto, dale con todo, mmmmm, rico papi, dale dale que soy tu puta, tu zorrita, písame que quiero llevarte siempre dentro mío, dale papi, destrózame el culo, quiero ser tuya, dime que gozas de Vanessa papi, decime cabrón rico”.

Por el efecto de la cerveza y sin cambiarme de posición, Elías me pasa culiando durante media hora y mi culo ya no aguanta, me ha dado de nalgadas, me ha tratado como su puta y al final, me dice “haaaaa, ya me voy, ya me voy, sos rica, haaaaa”, yo apretó mi esfínteres y le digo que deje todo adentro, saca la verga y el condón me queda adentro, me doy la vuelta y le doy un beso en la verga y le digo “gracias papi, me has hecho feliz”, me agarro mi clítoris y en un par de segundos dejo ir un buen chorro de semen que me cae en mi vulva, quedamos los dos tirados en la cama y lo abrazo, le doy un beso y le digo, ya vuelvo, voy a asearme.

Después de evacuar el semen, el condón y cierta suciedad que me ha aflojado, me baño y regreso a la cama. Me tiro sobre Elías y abrazada a él le digo “papi, de verdad te tienes que ir a los Estados Unidos” y me dice “claro nena, pero sabes, me llevó un gran recuerdo tuyo, lo abrazo y le digo puedo besarte, él me da el beso y quedamos jugando con nuestras lenguas por unos segundos, luego baja a mis tetitas y comienza a jugar con ellas, me las muerde y le digo que me está excitando de nuevo. Yo comienzo a jugar con su verga y le acaricio sus huevos, beso su cuello y de nuevo él ya tiene una erección.

Me pongo a mamarle la verga y cuando ya la tiene en su máxima expresión, me siento en ella y comienzo a moverme, él me aprieta mis tetas y me dice que siga así, que le gusta cómo me estoy portando de puta y que me muevo mejor que su mujer, eso me excita y sigo moviéndome, me saco y me meto su verga con gran experticia y como mi culo está bien lubricado, la acepta con gusto y al rato ambos explotamos y yo ni tan siquiera tuve que tocarme mi clítoris pues el roce de la verga de Elías con mi parte sensitiva del ano, el cual como la sensibilidad del clítoris, hace que termine como toda una puta.

Nos bañamos juntos y por lo tarde que se nos ha hecho, le digo que nos vayamos. Salimos, lo dejo en El Salvador del Mundo y me voy a mi casa y mi esposa me recibe y me pregunta ¿Cómo te fue ahora papi? Y mi respuesta que no podía ser otra es “de maravillas mi amor, de maravillas”.

 En las dos últimas semanas de Elías en El Salvador, tuvimos la oportunidad de estar juntos nuevamente en dos ocasiones y él se despidió con la promesa que siempre que viniese de paseo, lo primero que haría sería contactarse conmigo y pasar juntos el mayor tiempo posible ya que le había gustado mi trato y mi forma de complacerlo.

De nuevo, espero que este relato haya sido de su agrado y espero dejen sus comentarios sean cual fueren y yo con gusto les responderé.

Con el amor de siempre:

Vanessa Jazmín.

Mi esposa me complace mi lado femenino

No sé como comenzar, pero trataré de hacer una secuencia de los hechos que se comenzaron a dar hará unos 10 años, relacionados con el descubrimiento de mi esposa de mi bisexualidad y mi gusto irresistible por el uso de prendas intimas femeninas; aunque para ser honesta, no solo por las prendas intimas, sino por la ropa femenina, sobre todo de vestidos pegados al cuerpo y super cortos.

Todo comenzó cuando un buen día después de tanto comprarle a mi esposita todo tipo de tangas e hilos dentales, que me fascinaba hacer, me entró el gusanito de sentir en carne propia como se sentía andar en tan minúsculas prendas, pues mi esposa solo de ese tipo de prendas intimas había utilizado desde que nos casamos y entiendo que de toda su vida.

Fue así como un día en que ella no se encontraba, urge en su depósito de la ropa y me puse un hilo dental, el cual anduve todo el día. Me fascino el sentir como la parte trasera se me metía completamente en las nalgas y ese rozar de mi rajita era sencillamente estupendo.

El ponerme sus calzones se me volvió costumbre, a tal grado que aunque ella estuviese en casa, a la menor oportunidad me iba a ponerme sus prendas. Así pasé por varios meses y ella nunca se percató porque aparte de que tenía una gran cantidad de dicha ropa, ella se cambiaba hasta 3 veces por día.

Resulta que un buen día sábado,  en lo que me estaba poniendo una tanga, ella entró al cuarto y me dice “amor, que es esto?” y yo me quede mudo por un instante, luego le dije que me lo estaba probando nada más y con la misma me lo quité. Ella no dijo nada, solo se dio la vuelta y mi corazón quedó palpitando como a mil.

Como era fin de semana, como de costumbre, comenzamos a tomar cerveza desde las 11 de la mañana, llegaron como siempre mi hija con su familia, almorzamos y ya como a las 4 de la tarde que se fueron y ya bastante tomados, mi esposa me sentó y me dijo “quiero que me digas la verdad de lo que vi ahora en la mañana, como es eso de que te gusta ponerte calzones (refiriéndose a las tangas y los hilos dentales de ella). Yo no sirvo para mentir y le dije “no sé, la verdad es que desde un tiempo para acá me gusta sentirme algo femenina y andar con ropa intima y pues, discúlpame pero no lo puedo evitar” y ante mi sorpresa mi esposita linda me respondió “mira mi amor, yo te entiendo, si queres usar ropa intima femenina, está bien, pero no te pongas la mía, si queres mañana vamos a comprar algo que vos escojas”.

Como supondrán, esa fue música para mis oídos y antes de proseguir, déjenme decirles que se me olvidaba un detalle y que posiblemente ayudo en la comprensión de lo que yo le estaba confesando a mi esposa, y es que ella tiene o tenía un hermano declarado gay y que toda su vida lo había confesado y su forma amanerada siempre la mantuvo, pero ella dejó de verlo desde que tenía 15 o 16 años y habían sido muy unidos.

Sin todavía terminar de creerlo, el domingo íbamos para Almacenes Simán a la sección de ropa intima y a otros almacenes y salí con una gran cantidad de cacheteros (que me fascinan), hilos dentales (mi delirio) y tangas y al final de las compras ella en tono risueño me dijo “hay amor vos tenes más gusto para escoger la ropa que yo”. Otra cosa fue que me condiciono a que tenía que usar mis prendas solo en fin de semana.

La complacencia de mi esposa, no termino ahí, sino más bien ese fue el comienzo, semanas después, de vez en cuando me ponía a modelarle a ella mi ropita y como mis gustos crecían, cuando estábamos solos le decía que si me podía poner sus zapatos (que por suerte son de mi misma medida) y un día de tantos ella me vistió, sin llegar al maquillaje (lamentablemente) y así anduve por la casa, como una putia recién entrada al negocio. Ella me pegaba una que otra nalgada y me decía que era bien puta. Para ser sincera, eso me agradaba y sobre todo viniendo de mí esposa.

Un día de tantos y queriendo yo ir más allá de su aceptación por mis gustos femeninos, mi intención era que me permitiera tener mis aventurillas con uno que otro hombre, por lo que siempre con nuestros tragos y sincerándonos los dos, por un lado ella me comentó que había sido violada por su padrastro y pues yo le di ánimos y que ella bien sabía que esas cosas a mi me tenían sin cuidado, pues no la había conocido virgen y además la quería tal cual y que a esas cosas así como al padre de su hija me tenían sin cuidado.

Yo le confesé en esa ocasión que con mi sobrino, acaba de terminar una relación de casi 3 años en la que los dos nos hacíamos cosas, pero que a mí en lo personal me gustaba ser pasivo y no tanto penetrar, que para eso estaba ella. Su primera reacción fue de rechazo a tal grado que el enojo con mi sobrino duró varios años, pero a la fecha a regañadientes lo acepta y habla con él, aunque ya no es la misma con él.

Pasada esa tormenta, yo creí que en lo que respecta a nuestra relación iba a cambiar, pero no fue así, a los días todo volvió a la “normalidad”, si entre comillas, pues yo seguía con mis gustos y preferencias y un fin de semana sucedió lo más importante e impactante que me ha sucedido, eran como las 10 de la noche de un sábado y como siempre ya bastante tomados mi esposa me dice “queres que te de una sorpresa”, yo le respondí “de que se trata”, ella me dijo “vámonos en taxi a un lugar que yo se que te va a gustar”. Mi curiosidad me hizo decir que si y caminamos a la calle principal y tomamos un taxí. El lugar “El club de los galanes” un lugar de strepper y de corte gay.

Después de pagar el cover, entramos, nos sentamos en la barra y comenzamos a platicar con el encargado del bar que a la vez era el dueño. A los pocos minutos unos chicos comenzaron a bailar y yo me quede con la boca abierta. A pesar de mi edad, era mi primera vez en un lugar gay y en donde bailaban chicos desnudos. Mi esposa me dijo “te gusta?” y pues como no me iba a gustar. Al rato se acerco un chero y se sentó a un lado nuestro y comenzó a platicar con los dos y mi esposa le dijo “no tenes otro compañero para que le haga compañía a mi esposo” y el chero un tanto extrañado le respondió “si claro” y llamó a un chavo de cuerpo algo fornido y se sentó a la par mía, claro que para estar haciéndonos compañía los invitamos a unos tragos (para fichar).

Mi esposa se dedico a platicar con el primer acompañante y yo aprovechando la poca luz que había y como el segundo acompañante me había llamado la atención y mis hormonas femeninas ya estaban alboratadas, comencé a acariciarle la pierna y él me dijo, si queres en forma discreta, acaríciame el pene para que sintas como se me para. Dicho y hecho comencé a sobarle la verga. Mi esposa solo se me quedo viendo y me dijo “disfrútalo”. Como ya tenía prácticamente el consentimiento de mi amada esposita, le dije al fulano “te la puedo sacar y chuparla” y él me dijo, “espérate me voy a acomodar para disimular algo”.

Se la sacó y era una verga grande y gruesa, me le prendí como un niño y mi lengua se la pasaba por todo el tronco, chupaba su glande y lo succionaba, él me decía que sentía rico y que se la chupaba bien. Veía de reojo a mi esposa y ella seguía en amena plática con su compañero. Pasé como unos 15 o 20 minutos chupándole la verga al chavo pero éste no terminó y mi esposa me dijo que ya era hora de irnos, que por el momento era más que suficiente.

A la mañana siguiente, mi esposa se burlaba prácticamente de mí y me decía “parecías niño hambriento bien pegado a la paloma del chero y no te da asco”, yo le decía “a mí no ve” y me decía “no me vayas a besar después de besarle la paloma al chero”, pero todo como una fregadera, sin resentimientos.

Esa fue una rutina que hicimos como 3 o 4 veces y nos hicimos clientes asiduos y ya tanto el del cover, como el dueño y los bailarines nos conocían y esperaban cada sábado. Por lo que lo sabía que cada fin de semana mi deseo de tener una verga entre mis manos y chuparla a mi entera satisfación era de rigor. Un buen día le dije a mi esposa “amor, haber cuando me complaces para que me la metan y me cojan, siempre me quedo con el deseo”, pues ese sábado mi esposita me complació por primera vez y pago para que me cojieran. En el mismo lugar, había una parte atrás del escenario que se prestaba para eso.

Ese día recuerdo que ella me dijo “ahí viene este chavo, ándate con él para que te pise”, me llevo de la mano y como estaba algo más oscuro que en el área de atención, el chavo me dijo “que complaciente es tu esposa, me ha pagado para que te pise rico” y yo le dijo “claro”, él se saco la verga y yo le dije “déjame chupártela para parártela bien”, se la comencé a chupar y cuando estaba bien parada, me quite la ropa, me quede completamente desnudo, me puso en 4 en un viejo sillón en que estábamos, se puso el preservativo y me empezó a pisar. Me metió la verga hasta el fondo y yo comencé a moverme, le pedía más, le decía que sentía rico, que era su puta, que me nalgueara. Así estuvimos como media hora hasta que termino adentro mío. Me vestí y salí. Mi esposa me esperaba con el mismo amigo de siempre. Llegué, le di un beso en la mejilla y le dije “gracias amor por ser tan complaciente conmigo”, nos tomamos un par de cervezas y nos fuimos”.

De nuevo, las veces que se repitieron esas pisadas pagadas por mi esposa, fueron varías y recuerdo que en una ocasión en la que no logré terminar con el chavo que me piso, le pedí a mi esposa, que quería más, que me pisara otro chavo que aún no estaba satisfecha. Mandó a llamar a otro chero y me lo hicieron nuevamente. Esa noche fue super y la primera vez en que dos cheros me pisaban uno tras otro, mmmmm, riquísimo.

Recuerdo que en esas andadas con mi esposita, una vez le dije que quería probar con una travesti activa y ella me dijo que estaba bien, que fuéramos a buscarla. Nos fuimos atrás del café de Don Pedro de la Rossevelt y había una chica que después de tocarle la paloma, se veía prometedora y le consultamos si no le importaba que mi esposa estuviera con nosotras, me dijo que no había problema y nos fuimos para el automothel La Pradera.

Entramos las tres y ya en el cuarto, la travesti se quito su peluca y ella y yo nos fuimos a la cama y mi esposa solo se sentó a mirarnos. Yo como siempre, comencé a acariciarle la verga a la travesti, al rato la tenia parada y no pude contenerme y me puse a chupársela. Ella estaba un poco nerviosa, me imagino porque mi esposa estaba presente, pero cuando vío que ella estaba jugando con su vagina y ya sin vestido, se puso a seguir mi juego y al rato me estaba levantando las piernas y se las ponía en sus hombros.

Me empezó a penetrar y yo le decía que era su puta, que hiciera conmigo lo que quisiera. Mi esposa se acercó a nosotros y comenzó a chuparme mis tetas, yo jugaba con su vagina y al rato ella (mi esposa) explotaba se retorcía de placer, se retiro de nuevo a su silla y dejó que el travestí terminara su labor con mi culo, también él explotó y agarró mi clítoris, me masturbo y al poco tiempo yo estaba tirando mi semen sobre mi estomago. Esa noche así la terminamos, nos cambiamos y fuimos a dejar al travestí al lugar en donde lo habíamos recogido y nos fuimos para la casa.

A la semana siguiente, hicimos la misma rutina pero queriendo probar a otro travestí nos recogimos a una niña super bonita, morena, de una estatura como de 1.60 que estaba en la esquina de la torre telefónica. Estaba protegida por otra travestí algo tosca que nos dijo que nos iba a tomar el número de la placa porque ya les habían matado a una amiga y que si no había problema. Le dijimos que no y nos llevamos a nuestra amiguita. Hicimos el sexo entre los tres y de nuevo, yo fui el que más disfrute porque la travestí me hizo suya y fui su mujercita.

En otra ocasión y queriendo yo responder a la complacencia de mi esposa y sabiendo que ella tiene ciertas tendencias lésbicas, le dije que si quería que fuéramos a un streep tease, sabiendo yo que ahí las chicas se prestan para cumplir cualquier fantasía. Su respuesta fue la esperada y nos fuimos a uno que estaba cerca del Club de los Galanes siempre sobre la primera calle poniente. Entramos y rápidamente se nos acercaron dos chicas. De entrada les dije que el interés nuestro era que una chica le hiciera el sexo a mi esposa y también que en mi caso, yo no buscaba acción pues me gustaban los hombres.

Con las cartas sobre la mesa, una de ellas se comenzó a acariciar con mi esposa y cuando la había convencido y la tenía ya bastante caliente, se pusieron de acuerdo y se la llevo a un cuarto. Mientras yo esperaba y como había invitado a la otra chica a un trago, me empezó a acariciar mis tetitas y la verdad que me entretuvo muy bien, me dejo super caliente, pues mis tetas son como mi encendedor de mis hormonas femeninas. Como a la media hora, mi esposa salió bien contenta y satisfecha y me dijo que nos fuéramos. En el camino me comentó que la chica se había portado super bien y que le había comido su conchita hasta hacerla terminar con unos grandes espasmos de por medio.

Esa fue la única vez que ella lo hizo abiertamente a sabiendas mías y sospecho que hasta la fecha ha tenido sus propias aventuras. Además de que tiene mi autorización para que si desea tener un amante, lo haga sin temores a mis reproches, pues que alguien le dé lo que yo ya hace un buen rato no le doy: pene, ya que solo le hago sexo oral y ella me hace terminar chupándome las tetitas mientras yo me masturbo.

Para finalizar debo decirles que dado todo lo comentado anteriormente, creí que siempre iba a tener la complacencia de mi esposa para desahogar a mi otro yo, a la puta que llevo dentro, a la zorrita escondida en este cuerpo de hombre, a la mujer que deseo ser, pero no fue así. Mi esposa ha cambiado y ya tenemos varios años de no salir y de no tocar el tema, señal que ya no lo quiere hacer; sin embargo sabe perfectamente que mi otro yo, mi ser femenino oculto, siempre está activo en mi y por eso y por ser una gran celosa, me tiene bien controlado de adónde voy, de donde vengo y solo nos hemos quedado platicando de lo putita que puedo llegar a ser y siempre me está cuestionando si no tengo algún marido que me complazca. Me halaga platicar con ella porque siempre me dice que soy una puta y que sabe lo que tiene. Haber cuando me suelta y me permite tener un marido y les contaré.

Espero les haya gustado este relato que es totalmente real. Luego les describiré la vez que nos fuimos a la playa y anduvimos como buenas amigas, así como sus gustos por exhibir sus partes.

Como siempre, besos en donde los quieran recibir

Con cariño: Vanessa Jazmín